La Madurez de la Iglesia – Pastor David Jang

Introducción General

El capítulo 4 de la Carta a los Efesios se considera uno de los pasajes más relevantes del Nuevo Testamento en cuanto a eclesiología (la doctrina sobre la Iglesia). En este texto, el apóstol Pablo expone de forma condensada la importancia de la unidad de la Iglesia y la diversidad de sus miembros, así como el crecimiento y la madurez espiritual que deben caracterizarla. A lo largo de Efesios 4, se presentan temas que abarcan desde la armonía en la comunidad de fe hasta la necesidad de una formación doctrinal sólida y un amor que una a los creyentes en la verdad. Es un texto que revela la dinámica entre la humildad y la misión, entre la diversidad de dones y la unidad en Cristo, entre la vivencia diaria y la esperanza escatológica.

En su comentario y exposición de Efesios 4, el pastor David Jang  subraya que la eclesiología bíblica no puede quedarse en meros postulados teóricos o abstractos. Para él, hablar de la Iglesia implica adentrarse en la realidad concreta de comunidades actuales, enfrentadas a desafíos internos y externos. Así, David Jang destaca cinco puntos esenciales que estructuran su reflexión:

  1. El equilibrio dinámico entre la unidad y la diversidad en la Iglesia.
  2. La importancia de la combinación de la fe y el conocimiento (el “creer” y el “saber”) para el crecimiento.
  3. El enfoque en la madurez y el crecimiento de los creyentes (tanto individual como comunitario).
  4. El rol del amor como elemento unificador que permite a la Iglesia “crecer en todo hacia Cristo”.
  5. La necesidad de la sabiduría y el discernimiento espiritual para no ser arrastrados por las corrientes engañosas del mundo.

David Jang enfatiza que los imperativos de Efesios 4 —“sed uno”, “llegad a la madurez”, “no seáis zarandeados por cualquier viento de doctrina”— no constituyen ideas abstractas, sino urgencias muy concretas para la Iglesia de todos los tiempos. En particular, en la Iglesia contemporánea, con su multiplicidad de tensiones y retos doctrinales, estos llamados se hacen aún más pertinentes. Desde su perspectiva, la Iglesia debe verse como una vanguardia del reino de Dios, llamada a establecer la presencia de ese reino en el mundo actual. Por ello, este capítulo de Efesios no se limita a la teoría, sino que se adentra en los aspectos prácticos que implican vida cotidiana y misión.

A continuación, se presentará un desarrollo detallado de estos cinco puntos centrales según la visión de David Jang:

  1. La unidad y la diversidad de la Iglesia.
  2. La armonía entre la fe y el conocimiento.
  3. El crecimiento y la madurez espiritual de la comunidad.
  4. La unión en el amor.
  5. El discernimiento frente a los vientos de doctrina.

En cada apartado, iremos ampliando la explicación con ejemplos, reflexiones adicionales y aplicaciones prácticas, buscando alcanzar una exposición total que ronde las 6500 palabras. De esta manera, la comprensión de Efesios 4 y la aportación específica de David Jang podrán ser más hondas y accesibles a quienes se interesen por la vida y la misión de la Iglesia.


1. La Unidad y la Diversidad de la Iglesia: Perspectiva Eclesiológica de David Jang

1.1. Fundamento bíblico: Efesios 4:4–5

Pablo señala claramente en Efesios 4:4–5: “Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu […] un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo”. Esta afirmación refuerza la verdad de que la Iglesia, en su esencia, es “una” porque está fundada en la obra de Dios, que es Uno en tres personas (la Trinidad). Así como el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo comparten una comunión de amor y propósito, la Iglesia está destinada a reflejar esa unidad divina. David Jang enfatiza que esta unidad no es meramente “organizativa” o fruto de un acuerdo humano, sino que se sustenta en la misma naturaleza de Dios.

El texto de Efesios 4 destaca al mismo tiempo la “diversidad” de dones y ministerios que existe en la comunidad cristiana. En 4:7–12 se describe que Cristo ha dado diversas funciones a la Iglesia (apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros) para la edificación del cuerpo. Por lo tanto, la uniformidad no es el ideal bíblico; el ideal es la unidad dentro de la diversidad, donde cada persona ejerce su don de manera responsable y para el bien común.

1.2. “La Iglesia es un organismo vivo”: Comentario de David Jang

Según David Jang, la comparación de la Iglesia con un “cuerpo” (Ef 4:12; 1 Co 12:12–27) no es solo una metáfora bonita o didáctica; es una descripción de una realidad espiritual y relacional. Sostiene que, igual que en un cuerpo físico cada miembro es distinto pero comparte la misma vida, en la Iglesia cada creyente posee un don específico. Por ejemplo, unos tienen facilidad de servicio, otros una capacidad especial para enseñar, mientras que algunos muestran un liderazgo carismático o una inclinación al cuidado pastoral. Lejos de ser competencia entre sí, estos dones deben complementarse.

David Jang enfatiza que esta diversidad acarrea responsabilidad: cuando se reciben dones, no es para la autopromoción o la búsqueda de estatus, sino para “edificar a los santos” (Ef 4:12). Si en la comunidad cristiana no se comprende este objetivo, se corre el riesgo de que ciertos dones se consideren superiores y otros menospreciables. Tal desequilibrio amenaza la unidad genuina y genera envidias o resentimientos. Para Jang, la clave es retornar a la verdad de que todos los dones provienen de la gracia de Dios y están orientados hacia la comunión y el servicio mutuo.

1.3. Raíz trinitaria de la unidad

Efesios 4:6 habla de “un Dios y Padre de todos, que está sobre todos, y por todos, y en todos”. De aquí se desprende que la Iglesia es una en tanto participa de la vida divina. David Jang subraya la centralidad de la redención obrada por Jesucristo: la Iglesia ha sido “comprada” o “adquirida” por su sangre (cf. Hch 20:28). Esta entrega sacrificial del Hijo constituye el lazo más poderoso que une a los creyentes. Así, cuando los cristianos se enfocan en la figura de Cristo, hallan la razón última de su unidad. Por otra parte, el Espíritu Santo habita en cada creyente, y en la comunidad, para testificar de Cristo y conformarnos a su imagen. Por tanto, la unidad no es el resultado de esfuerzos meramente humanos, sino el fruto de la vida trinitaria que se comparte con la Iglesia.

1.4. Crecimiento orgánico y progresivo

David Jang utiliza la imagen de la “semilla de mostaza” (Mt 13:31–32) o de la “levadura” (Mt 13:33) para ilustrar cómo crece la Iglesia: un proceso paulatino, desde algo pequeño y aparentemente insignificante, hasta algo grande y transformador. A diferencia de la concepción de la Iglesia como institución acabada y monolítica, Jang defiende una visión dinámica y creciente. La Iglesia no surgió plenamente desarrollada, sino que, desde el día de Pentecostés hasta el presente, ha ido adoptando nuevas formas y estructuras, siempre llamada a madurar.

En esta línea, Jang recalca que la unidad no significa que todo sea estático. A lo largo de la historia, la Iglesia se ha expresado en distintas culturas, lenguas y tradiciones, desarrollando diferentes liturgias, estructuras de liderazgo y énfasis teológicos. Lo que permanece es la convicción de que la fe en Cristo, bautizados en su nombre y guiados por un mismo Espíritu, constituye la base de la comunión. Por ello, es clave distinguir entre la esencia de la fe (lo “no negociable”) y los aspectos secundarios o accidentales (el estilo de música, las formas de gobierno eclesiástico, etc.). Para Jang, aferrarse a lo esencial permite gozar de la riqueza de la diversidad sin perder la cohesión.

1.5. Aplicaciones prácticas

Respeto mutuo de los dones. En la Iglesia local, una práctica concreta es propiciar espacios de servicio donde cada creyente descubra y desarrolle su don. Por ejemplo, los que tienen un don de enseñanza pueden ser animados a participar en escuelas bíblicas o grupos de discipulado. Quienes muestran sensibilidad para las necesidades de otros pueden involucrarse en ministerios de visitación o consejería. Según David Jang, cuando cada uno ejerce su función con humildad y responsabilidad, la Iglesia crece y se fortalece.

Valorar la diversidad cultural. En congregaciones multiculturales o contextos donde confluyen distintas expresiones, se hace patente la belleza del cuerpo de Cristo. Jang anima a evitar la uniformidad impuesta, y más bien a celebrar los cantos, ritmos y expresiones de adoración provenientes de diferentes culturas. Esto no solo enriquece la vida comunitaria, sino que testifica al mundo que la Iglesia trasciende fronteras nacionales, raciales y de clase.

Discernir entre lo esencial y lo secundario. Ante debates doctrinales o divergencias sobre ciertos temas, David Jang sugiere recordar el centro: Cristo, su evangelio y la salvación por gracia. Aspectos como la forma específica del bautismo o la organización exacta del gobierno eclesiástico, aunque importantes, no deben fracturar la comunión entre los creyentes. Esta perspectiva evita divisiones innecesarias y promueve una visión amplia del cuerpo de Cristo.

En definitiva, para David Jang, la unidad y la diversidad en la Iglesia se sustentan en la vida trinitaria y en la obra redentora de Cristo. Son dimensiones que se interrelacionan y potencian mutuamente, conduciendo a la comunidad de fe a la madurez y a la misión.


2. La Armonía entre la Fe y el Conocimiento: Exposición Teológica de David Jang

2.1. El fundamento del versículo: Efesios 4:13

El versículo 13 del capítulo 4 de Efesios expresa: “hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios”. Aquí se señala que la meta de la Iglesia es “la unidad en la fe” y “la unidad en el conocimiento” del Hijo de Dios. Esta doble exigencia revela que no basta con creer sin profundizar en la verdad, ni es suficiente conocer sin implicar el corazón en la obediencia de la fe. Hay un llamado a integrar la fe (pistis) y la comprensión (gnosis o epignosis) en un solo camino que conduzca a la madurez.

2.2. Fe como respuesta a la gracia

David Jang, inspirándose en las enseñanzas de Pablo en Gálatas, subraya que la fe cristiana no es una invención humana, sino la respuesta a la revelación del amor de Dios en Jesucristo. Tal amor se evidencia en la cruz, donde Cristo se entregó por la humanidad. Por ende, creer significa “acoger” lo que Dios ha hecho en Cristo. Jang define la fe como una decisión que involucra el intelecto, la voluntad y el afecto. No es un mero asentimiento intelectual (“creo que Dios existe”), sino una confianza radical que mueve todo el ser.

2.3. Conocimiento como relación personal

En el marco bíblico, el verbo hebreo “yada” (conocer) implica intimidad y relación (Gn 4:1 usa el mismo verbo para describir la relación sexual entre Adán y Eva). Este trasfondo ilumina la idea de que “conocer a Dios” no se reduce a tener información teórica sobre Él, sino a entrar en una comunión viva con su persona. David Jang explica que conocer a Cristo exige experimentar su amor, someterse a su señorío y crecer en su carácter. Este proceso abarca el estudio de la Palabra, la meditación en la verdad revelada y la práctica de la oración. Cada experiencia de obediencia y servicio profundiza más la relación con Dios.

2.4. El peligro de la fe sin conocimiento y el conocimiento sin fe

Jang advierte que existen dos extremos dañinos:

  • Fe sin conocimiento: Puede conducir al fanatismo o al sentimentalismo. La persona que “cree” sin fundamento bíblico o sin reflexionar puede ser presa fácil de las herejías. Además, esta fe puede devenir en manipulaciones emocionales o en un entusiasmo pasajero que no soporta las pruebas.
  • Conocimiento sin fe: Se reduce a una teología académica estéril, donde la persona maneja conceptos religiosos, pero no vive en comunión con Dios. Esto genera un cristianismo nominal, que se queda en el plano de las discusiones intelectuales, sin una transformación auténtica.

Para David Jang, la Iglesia necesita forjar discípulos que combinen la pasión de la fe con la profundidad del conocimiento. Este es el equilibrio que Pablo exhorta en Efesios 4:13: creer y saber, unificándolo todo en una vida rendida a Cristo.

2.5. Formación bíblica y vida espiritual

En la práctica, David Jang resalta la necesidad de la formación sistemática en la Iglesia. Los grupos de estudio bíblico, las escuelas de discipulado y la enseñanza catequética (ya sea para nuevos creyentes o para quienes quieran profundizar) no son un lujo, sino una necesidad esencial. De igual modo, la participación en la vida sacramental (donde se practique la Cena del Señor o Eucaristía, el bautismo, etc.) y las disciplinas espirituales (oración, ayuno, adoración) permiten que el conocimiento pase de la cabeza al corazón. A su vez, estas disciplinas fomentan la obediencia práctica y la sensibilidad a la voz del Espíritu Santo.

2.6. Esperanza escatológica de un “conocimiento pleno”

El apóstol Pablo afirma en 1 Corintios 13 que nuestro conocimiento actual es parcial, y que llegará el día en que “conoceremos plenamente, así como hemos sido conocidos”. David Jang conecta esta promesa escatológica con Efesios 4, al señalar que la Iglesia está en un proceso de madurez y crecimiento que solo se consumará en la segunda venida de Cristo. Mientras tanto, la combinación de fe y conocimiento se convierte en el motor que empuja a los creyentes a una transformación constante, en una espera activa y confiada del Día del Señor.


3. El Crecimiento y la Madurez Espiritual de la Iglesia: Enseñanza de David Jang

3.1. Efesios 4:14–16: La Iglesia como un cuerpo que crece

El pasaje de Efesios 4:14–16 enfatiza que la Iglesia debe dejar de ser “niña” en la fe para convertirse en adulta. El apóstol Pablo describe a los “niños” como aquellos que son llevados de un lado a otro por las corrientes doctrinales y los engaños humanos. Por el contrario, el creyente maduro se aferra a la verdad en amor y “crece en todo” hacia Cristo, que es la cabeza. David Jang hace hincapié en que este crecimiento no se limita a la dimensión individual, sino que es comunitario: “todo el cuerpo, bien concertado y unido… recibe crecimiento para ir edificándose en amor” (v. 16).

3.2. Diferencia entre “crecimiento numérico” y “crecimiento integral”

David Jang distingue entre un crecimiento meramente cuantitativo (más miembros en la Iglesia, más asistencia a los cultos) y un crecimiento integral, que implica el avance en la santidad, el amor y la madurez teológica. Es legítimo anhelar que más personas se sumen a la comunidad de fe, pero no basta con llenar edificios; se requiere formar discípulos con convicciones firmes, capaces de resistir la presión cultural y de vivir la fe en el día a día.

En este sentido, Jang advierte contra la tentación del triunfalismo o la obsesión por la popularidad. Una gran multitud en la congregación no necesariamente es sinónimo de profundidad espiritual. A menudo, los creyentes pueden ser “niños” por años si no hay un plan de discipulado y acompañamiento sólido.

3.3. “De la leche al alimento sólido” (Hebreos 5:12–14)

El autor de Hebreos compara la enseñanza elemental de la Palabra con la leche para bebés, y la instrucción más avanzada con el alimento sólido. Este símil refuerza la idea de que la Iglesia debe proporcionar un entorno donde los nuevos creyentes reciban los fundamentos (la obra de Cristo, la gracia, la fe, etc.) y, a la vez, la oportunidad de profundizar en las doctrinas más complejas y el compromiso ético. David Jang indica que una predicación equilibrada y un currículo de enseñanza paulatino permiten que los creyentes se desarrollen espiritualmente de manera sana.

3.4. Papel de la Biblia en el crecimiento

La Palabra de Dios es esencial para la edificación. Jang recalca que, sin un sólido arraigo en la Escritura, los creyentes se tornan vulnerables a ideologías que relativizan la verdad de Cristo. Por ello, recomienda programas de lectura bíblica sistemática, grupos de estudio y sermones expositivos que expliquen el texto en su contexto y apliquen sus enseñanzas a la vida actual. Además, la práctica de la lectio divina (lectura orante de la Biblia) puede fomentar una internalización profunda de la Palabra, moviendo al creyente a la conversión continua.

3.5. Oración y dependencia del Espíritu Santo

Junto con la Escritura, Jang subraya la relevancia de la oración y la llenura del Espíritu Santo para el crecimiento. Sin la unción del Espíritu, la enseñanza bíblica corre el riesgo de volverse un mero ejercicio intelectual, falto de poder transformador. Un creyente que desea madurar debe cultivar una vida de oración que incluya acciones de gracias, intercesión, confesión y adoración. La experiencia pentecostal de Hechos 2 muestra cómo el Espíritu capacita a la Iglesia para testificar de Cristo con valentía y unidad. Según Jang, cada generación necesita su “Pentecostés” personal y comunitario, una renovación que actualice la fuerza y el amor del Espíritu en el presente.

3.6. Comunidad y discipulado mutuo

David Jang enfatiza que el crecimiento es un proceso colectivo. No se madura en aislamiento, sino en la comunión de los hermanos. Cuando Pablo escribe “desde quien todo el cuerpo, bien concertado…” (Ef 4:16), da a entender que cada miembro, al estar unido al resto, recibe y provee ayuda. Por ejemplo, un creyente con mayor experiencia puede mentorizar a uno más joven en la fe, mientras que el joven puede aportar frescura y entusiasmo a la vida comunitaria.

Asimismo, la corrección fraterna, cuando se hace en amor, es un factor clave de madurez. David Jang señala que la Iglesia debe ser un espacio donde se hable la verdad con amor, confrontando los pecados, pero también brindando restauración y consuelo. Este compromiso fortalece los lazos y produce un crecimiento mucho más consistente que la superficialidad o la evitación del conflicto.

3.7. Dimensión escatológica del crecimiento

Finalmente, Jang recuerda que la Iglesia crece con la vista puesta en la manifestación plena del reino de Dios. La madurez no se alcanza de modo definitivo en este mundo; sin embargo, cada paso firme en santidad, servicio y amor es un anticipo del estado final. Efesios 4:13 menciona “hasta que todos lleguemos… a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo”. Ese “hasta que” imprime un sentido de peregrinación: estamos en camino, transformándonos poco a poco en el cuerpo glorificado que Cristo espera. Esta perspectiva otorga esperanza y, a la vez, responsabilidad.


4. El Amor como Vínculo de la Unidad: Visión Pastoral de David Jang

4.1. Efesios 4:15: “decir la verdad en amor”

Uno de los textos centrales es: “sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo” (Ef 4:15). Aquí Pablo presenta el amor como el atmósfera o el contexto donde la verdad cobra sentido y poder. La verdad sin amor se vuelve áspera y puede ocasionar división, mientras que el amor sin verdad puede degenerar en sentimentalismo superficial. David Jang llama a balancear estos dos polos: la verdad y el amor deben ir juntos.

4.2. El “misterio” del amor unificador

Jang se inspira en Ezequiel 37, donde el profeta ve un valle de huesos secos que, al recibir la palabra de Dios y el aliento divino, se juntan y forman un gran ejército. De la misma manera, Efesios 4:16 describe “de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente… se va edificando en amor”. Para Jang, la unión de los huesos en Ezequiel 37 es una imagen anticipada de la Iglesia que, por el amor y la acción del Espíritu Santo, se convierte en un cuerpo vivo y poderoso.

Este “misterio” no se basa en la mera afinidad humana. Las iglesias a menudo reúnen a personas de distintos trasfondos sociales, étnicos y culturales. ¿Cómo se explica la comunión y la lealtad que surge entre ellos? La respuesta, para Jang, es el amor divino derramado en los corazones (Ro 5:5). Este amor va más allá de preferencias personales e impulsa a perdonar, a servir y a buscar el bien de los demás.

4.3. Expresión práctica del amor

David Jang acentúa la necesidad de que el amor sea tangible. No puede quedarse en palabras, sino que se demuestra con actos de servicio, generosidad y compasión. Ejemplos concretos incluyen:

  • Ministros y líderes que escuchan activamente a la congregación y cuidan de sus necesidades, no ejerciendo un liderazgo autoritario sino pastoral.
  • Creyentes que se ofrecen para ayudar en mudanzas, proporcionar alimentos a quienes pasan dificultades o simplemente acompañar a quien se siente solo.
  • Iglesias que se organizan para apoyar a personas sin hogar, a los migrantes o a familias necesitadas en la comunidad local.

Jang enseña que, cuanto más se practica el amor, más crece el tejido de la comunión y más profundo se arraiga el sentido de familia en la congregación. Así, se cumple la afirmación de Jesús: “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tenéis amor los unos con los otros” (Jn 13:35).

4.4. El amor traspasa las paredes de la Iglesia

No basta con amar solo “dentro” de la Iglesia. David Jang considera que el amor verdadero mira también hacia el exterior. La Iglesia está llamada a ser luz y sal, transformando la sociedad. El amor se demuestra en la justicia social, la defensa de los oprimidos y la búsqueda de la paz. Cuando la Iglesia practica la caridad y la solidaridad con los más vulnerables, está adelantando señales del reino de Dios en el mundo. En este sentido, Jang señala que la Iglesia funciona como “una vanguardia del reino”, llamada a encarnar la voluntad divina en medio de la historia humana.

4.5. Amor y dimensión escatológica

David Jang conecta el amor de Efesios 4 con la esperanza de la consumación de todas las cosas. Cuando la Iglesia vive en amor, experimenta una especie de anticipo del cielo, donde “Dios será todo en todos” (1 Co 15:28). Efesios 1:10 menciona la “reunión de todas las cosas en Cristo” como meta final de la historia. El amor, por tanto, es el lenguaje de la eternidad introducido en el presente, una fuerza que anticipa la unión final de la creación. De ahí que la práctica del amor no sea opcional, sino central para el testimonio y la madurez de la comunidad cristiana.


5. El Discernimiento ante los Vientos de Doctrina: Advertencia y Respuesta en David Jang

5.1. Efesios 4:14: “para que ya no seamos niños”

Pablo advierte que los niños en la fe son fácilmente engañados y arrastrados “por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error” (4:14). David Jang aplica esta exhortación a la Iglesia contemporánea, inmersa en una era de sobreabundancia de información. Hoy día, es más fácil que nunca difundir ideas falsas o manipuladoras, ya sea a través de internet o de discursos carismáticos que carecen de sustancia bíblica.

5.2. El contexto moderno: “la inundación de información”

Vivimos en la era digital, con redes sociales que propagan mensajes en cuestión de segundos. Jang señala que, así como hay ventajas en la posibilidad de difundir el evangelio de forma global, también hay riesgos: la proliferación de enseñanzas que mezclan cristianismo con filosofías orientales no bíblicas, psicologías humanistas sin fundamento en la revelación o un evangelio de prosperidad que reduce la fe a la búsqueda de beneficios materiales. Estas corrientes pueden confundir a los creyentes que no tienen un cimiento firme en la Palabra.

5.3. Sectas e ideologías sincretistas

Jang identifica que, a lo largo de la historia de la Iglesia, han surgido sectas o movimientos que añaden o distorsionan el mensaje de Cristo. En el siglo I, Pablo enfrentó a los judaizantes y a los gnósticos incipientes. En el siglo XXI, hay propuestas sincretistas que incorporan elementos de espiritualidades orientales (budismo, hinduismo, etc.) o retoman doctrinas antiguas bajo nueva terminología. Ante ello, David Jang subraya que el creyente maduro debe examinar todo a la luz de la Escritura (Hch 17:11) y mantener la comunión con la Iglesia histórica.

5.4. Formación doctrinal y confesión de fe

David Jang subraya que, para no ser arrastrados por cualquier viento, la Iglesia debe afianzar su comprensión de la fe. Recomienda el estudio de los credos históricos (Credo de los Apóstoles, Credo Niceno-Constantinopolitano, etc.) y la familiarización con la tradición confesional de la que cada congregación proviene (sea reformada, luterana, pentecostal, bautista, etc.). Lejos de ser documentos obsoletos, estos credos ofrecen un resumen de la fe cristiana probada a lo largo de los siglos, una especie de “barandilla” que protege de desvíos doctrinales.

5.5. Dependencia del Espíritu y comunidad

El discernimiento teológico no es solo una tarea intelectual, sino espiritual y comunitaria. Según Jang, cada cristiano debería cultivar la intimidad con el Espíritu Santo, orando por iluminación al leer la Palabra. Asimismo, la Iglesia local debería ser un espacio donde se dialoguen abiertamente las dudas, se escudriñen las enseñanzas de nuevos predicadores y se contraste todo con la verdad revelada. Cuando existe un espíritu de humildad y búsqueda de la verdad, la Iglesia se blinda frente al error.

5.6. El objetivo: “la plenitud de Cristo”

El discernimiento, según David Jang, no es un fin en sí mismo, sino un medio para llegar “a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo” (Ef 4:13). En la medida que la Iglesia crece en comprensión y en santidad, se hace menos susceptible a engaños, pues las mentiras se delatan ante la luz de la verdad vivida y encarnada. Así, la Iglesia se consolida como “columna y baluarte de la verdad” (1 Ti 3:15) en medio de un mundo confuso.


Conclusión: El Mensaje Global de Efesios 4 según David Jang

Tras examinar los cinco puntos centrales —unidad y diversidad, fe y conocimiento, crecimiento y madurez, amor que une y discernimiento ante los falsos vientos de doctrina—, se constata que todos están interrelacionados. Efesios 4 presenta una visión integral de la Iglesia:

  1. Fundamentada en la obra de la Trinidad.
  2. Diversificada en sus dones, pero unida en un solo cuerpo.
  3. Llamada a una fe profunda y a un conocimiento creciente.
  4. En proceso continuo de madurez y de amor.
  5. Atenta a no dejarse engañar por las corrientes engañosas.

David Jang define a la Iglesia como una “vanguardia del reino de Dios”, llamada a expandir el evangelio en medio de un mundo necesitado de esperanza y de verdad. Esta vocación no es posible si la Iglesia permanece inmadura o dividida. Es en la madurez, la unidad y la solidez doctrinal donde la comunidad cristiana encuentra la fuerza para servir, proclamar y resistir. Asimismo, es importante el elemento escatológico: la Iglesia no está completa hasta que Cristo regrese. Mientras tanto, vive en tensión: experimenta realidades del reino aquí y ahora, pero anhela la consumación final. Este “ya, pero todavía no” alienta a no caer en la pasividad, sino a esforzarse en cada época por reflejar fielmente el carácter de Cristo.

6.1. Relevancia contemporánea

Las iglesias de hoy enfrentan múltiples desafíos: secularización, pluralismo religioso, globalización, crisis de autoridad, etc. Efesios 4 ofrece un modelo robusto y equilibrado para encarar estos retos:

  • Identidad: La Iglesia sabe que es el cuerpo de Cristo, no una mera organización humana.
  • Misión: Sabe que tiene un encargo de enseñar, servir y testificar en el poder del Espíritu.
  • Madurez: Comprende que debe crecer, profundizar doctrinalmente y vivir en santidad.
  • Amor: Reconoce que sin amor, toda actividad eclesial se vuelve ruido vacío.
  • Discernimiento: Se cuida de no ser ingenua y discierne la verdad para preservar la integridad de la fe.

6.2. Implicaciones pastorales según David Jang

Para Jang, el pastor y los líderes deben ser “facilitadores del crecimiento”, no simples gestores de programas. Deben velar por que la Palabra sea enseñada con claridad, la comunidad se relacione en amor y los miembros ejerciten sus dones. También deben fomentar una atmósfera de apertura y diálogo sobre asuntos teológicos o prácticos, para que la congregación desarrolle un criterio bíblico sólido. De este modo, la Iglesia se vuelve un espacio sanador, formador y misionero.

6.3. Aplicación personal

En lo individual, cada creyente es llamado a participar activamente en la construcción del cuerpo. No hay lugar para espectadores pasivos. Cada uno contribuye al bienestar de todos: ya sea orando por los demás, sirviendo, enseñando o ejerciendo la hospitalidad. De igual forma, cada cristiano debe cultivar su vida espiritual —estudiando la Biblia, orando, congregándose fielmente— para no ser un “niño” fluctuante. Así, la identidad personal en Cristo y la identidad corporativa como Iglesia se refuerzan mutuamente.

6.4. El testimonio ante el mundo

David Jang concluye que, cuando la Iglesia vive Efesios 4, se alza como testimonio poderoso frente al mundo. ¿Qué mejor ejemplo de reconciliación, de servicio desinteresado, de mensaje de verdad, que una comunidad unida en Cristo, diversa en dones, sólida en la doctrina, activa en el amor y firme ante la adversidad? Este es el ideal bíblico que el apóstol Pablo presenta y que el Espíritu sigue inspirando en cada generación.

Finalmente, la frase que David Jang repite con frecuencia es: “La Iglesia está creciendo”. Este crecimiento no cesará hasta que Cristo sea todo en todos. Mientras tanto, cada creyente, cada congregación y la Iglesia universal están invitados a embarcarse en esta jornada hacia “la plenitud de Cristo” (Ef 4:13).


Epílogo Extendido: Hacia una Comprensión Profunda y Viva de Efesios 4

Para acercarnos a las 6500 palabras y ofrecer una panorámica todavía más amplia, añadimos aquí un epílogo que profundiza en la aplicación histórica, litúrgica y pastoral de Efesios 4, integrando la visión de David Jang con la tradición de la Iglesia a través de los siglos. Esto servirá para recalcar la relevancia y la urgencia de vivir el mensaje de Efesios 4 en la actualidad.

7.1. Resonancias históricas de Efesios 4

A lo largo de la historia, distintos movimientos de renovación eclesial han encontrado en Efesios 4 un faro de orientación. Por ejemplo, los monásticos del siglo IV y V (San Benito, San Basilio) buscaron “crecer en amor” y en la vida comunitaria a través de reglas de convivencia. En la Edad Media, San Francisco de Asís y sus hermanos menores enfatizaron la sencillez y la fraternidad, releyendo pasajes como Efesios 4 para insistir en la humildad y la unidad en la Iglesia. Durante la Reforma protestante, reformadores como Lutero y Calvin veían en Efesios 4 el llamado a redescubrir la centralidad de la Palabra y la necesidad de un sacerdocio de todos los creyentes (diversos dones, misma gracia). En la época contemporánea, movimientos pentecostales y carismáticos han resaltado la importancia de los dones del Espíritu para la edificación del cuerpo, retomando las enseñanzas de Efesios 4:11–12.

Para David Jang, esta riqueza histórica muestra que Efesios 4 es siempre actual y puede inspirar diversas tradiciones cristianas. Lo importante es volver al texto y dejar que el Espíritu Santo ilumine su sentido en cada contexto.

7.2. Liturgia y vida sacramental como expresión de la unidad

En muchas iglesias históricas, la liturgia dominical o la celebración de la Eucaristía se convierten en un momento privilegiado para encarnar la enseñanza de Efesios 4. Reunidos en torno a una misma mesa, los creyentes expresan visual y espiritualmente la unidad del cuerpo de Cristo. Para Jang, esta práctica litúrgica —con sus oraciones, lecturas y ritos— no debe verse como un formalismo vacío, sino como un medio de gracia que refuerza la comunión en el amor y la fe. Del mismo modo, otras tradiciones cristianas que no tengan una liturgia formal pueden “vivir” Efesios 4 a través de la cena comunitaria, momentos de alabanza conjunta y acciones concretas de apoyo mutuo.

7.3. El rol de los ministerios en la madurez (Efesios 4:11)

Dentro de Efesios 4, se mencionan cinco ministerios básicos: apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros. A menudo, este pasaje se ha interpretado de varias maneras:

  • Algunos ven en ellos las columnas fundacionales de la Iglesia.
  • Otros subrayan su vigencia para el día de hoy, insistiendo en que la Iglesia necesita apóstoles y profetas que orienten y renueven.
  • Otros, en cambio, piensan que los roles apostólicos y proféticos eran propios de la era inicial y que hoy día se continúan de forma distinta.

David Jang, en sus exposiciones, señala que lo crucial es entender que todos estos ministerios —sean más o menos vigentes en su forma original— apuntan a la edificación del cuerpo y a la unidad de la fe. El creyente maduro no debe enfrascarse en discusiones estériles sobre denominaciones de ministerios, sino que debe discernir el fruto: ¿una determinada función está edificando a los hermanos? ¿Está apuntando a Cristo y no a la gloria humana? Esa es la prueba de su autenticidad y pertinencia.

7.4. Resistiendo al sectarismo y a la fragmentación

Desde los primeros siglos, la Iglesia se ha visto amenazada por divisiones internas y la aparición de grupos sectarios. Efesios 4 es un llamado a mantener la unidad, pero no una unidad meramente institucional, sino la unidad en la verdad y el amor. David Jang enfatiza que la obediencia a la Palabra, la humildad y la sumisión mutua son herramientas poderosas para derrotar el espíritu de orgullo que suele fracturar la comunión. También recuerda que, en el Credo Niceno, la Iglesia se confiesa “una, santa, católica y apostólica”. Esta confesión no es retórica, sino la aspiración de la Iglesia universal, y Efesios 4 es un respaldo bíblico clave para sostener tal visión.

7.5. Hacia una Iglesia proféticamente relevante

El mundo observa a la Iglesia: ¿encuentra en ella un ejemplo de reconciliación, de vida transformada y de verdadero amor? O, por el contrario, ¿ve escándalos, hipocresía y frialdad? Para David Jang, Efesios 4 brinda una plataforma sólida para una Iglesia que sea proféticamente relevante:

  • Unida y diversa, reflejando la belleza de la Trinidad ante un mundo polarizado.
  • Dotada de fe y conocimiento, brindando respuestas a las grandes preguntas de nuestra época.
  • Creciendo en madurez, en lugar de permanecer infantilizada o estancada.
  • Revestida de amor, como fuerza transformadora en las relaciones y en la sociedad.
  • Capaz de discernir, no dejándose engañar por los valores postmodernos que niegan la verdad objetiva y el señorío de Cristo.

7.6. Perspectivas pastorales adicionales

  • Atención al discipulado personal: Cada pastor o líder puede imitar el modelo de Jesús con sus discípulos, invirtiendo tiempo de calidad en la formación de líderes emergentes y creyentes novatos.
  • Restauración de la familia: Dado que la familia es la “iglesia doméstica”, Jang insiste en que Efesios 4 también aplica al hogar. Es en el entorno familiar donde primero se practica la unidad, la diversidad de roles y el amor.
  • Integración generacional: Las congregaciones enfrentan el reto de unir a niños, jóvenes, adultos y ancianos. Efesios 4 invita a crear espacios donde se potencie la participación de todos, evitando que los jóvenes se sientan relegados o que los mayores se sientan descartados.
  • Misión integral: El crecimiento de la Iglesia no debe llevar al aislamiento. Jang invita a ver en Efesios 4 un estímulo para salir al mundo, sirviendo en áreas como la educación, la salud, la justicia social y la evangelización directa.

7.7. El clímax escatológico de la Iglesia

Por último, no se debe perder de vista la meta final: la Iglesia gloriosa, sin mancha ni arruga, que aparece en Efesios 5:27. Esa imagen nupcial —Cristo y la Iglesia como esposo y esposa— se relaciona con la exhortación de Efesios 4 a la madurez. Día a día, paso a paso, la Iglesia se prepara para las bodas del Cordero (Ap 19:7–9). David Jang recuerda que esta perspectiva escatológica da sentido a cada esfuerzo de unidad y edificación, pues no laboramos en vano, sino a la luz de la eternidad.


Palabras Finales: Una Síntesis Integradora

En conclusión, Efesios 4 nos brinda una visión panorámica del ideal eclesiológico y el pastor David Jang la interpreta de manera que enfatiza su relevancia para las comunidades actuales. Podemos resumir su mensaje en estos puntos:

  1. Unidad y diversidad: La Iglesia refleja la comunión trinitaria cuando cada miembro, con sus dones únicos, colabora para un objetivo común: la gloria de Dios y la edificación mutua.
  2. Fe y conocimiento: Creer y conocer a Dios son dos caras de la misma moneda. Sin conocimiento, la fe es vulnerable; sin fe, el conocimiento carece de vida.
  3. Crecimiento y madurez: La Iglesia no debe permanecer estática. Está llamada a avanzar de la niñez a la adultez espiritual, alimentándose de la Palabra y del Espíritu.
  4. Amor: El auténtico motor que unifica y da coherencia a toda la praxis eclesial. Sin amor, nada tiene valor duradero.
  5. Discernimiento: En un mundo lleno de ideas confusas, la Iglesia debe permanecer sólida en la verdad, evitando ser arrastrada por doctrinas engañosas.

Como “vanguardia del reino de Dios”, la Iglesia encarna la presencia divina y anticipa el cumplimiento escatológico de la nueva creación. Cada creyente, cada pastor, cada ministerio, forma parte de este gran proyecto divino. Tal y como enfatiza David Jang en una sola frase que resume su enseñanza:

“La Iglesia es un organismo que crece y no se detiene, impulsado por el amor y la verdad en Cristo.”

Al vivir de acuerdo con esta realidad, el pueblo de Dios se convierte en un potente testimonio de la gracia divina y en un anticipo tangible de la era venidera, cuando toda la creación sea finalmente recapitulada en Cristo (Ef 1:10). Que esta exposición ampliada de Efesios 4 y la perspectiva de David Jang sirvan de inspiración y guía para todos los que anhelan ver una Iglesia madura, unida y fiel a su misión en la Tierra.

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